«Jerez está ahogada en el fango que la sociedad produjo cuando votaba»
Juan Torres López (Granada, 1954) es un economista español. Es miembro del Consejo Científico de ATTAC España y catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla. Mantiene la página web Ganas de Escribir y escribe esporádicamente en Público. Fue, junto a Vicenç Navarro, el artífice del documento marco del programa económico de Podemos.
Pregunta. ¿Cómo valoras el sistema capitalista y en qué punto nos ha dejado? ¿Crees que es un sistema fallido?
Respuesta. Pienso que no se puede decir rotundamente que sea un sistema fallido, es un sistema complejo; por un lado, ha proporcionado algunas extraordinarias ventajas a la humanidad, muchos progresos, pero por otro, tiene una serie de contradicciones y limitaciones enormes. Estamos viendo, sobre todo en estos días, que en el ámbito de la desigualdad o del trato a la naturaleza deja tanto que desear que llega uno a pensar que hay que cambiar cosas de raíz. Es un sistema que sirve para generar mucha actividad, crear mucho beneficio, y que tiene una gran paradoja: cuánto más libre se le deja, cuánto más capitalismo es, como ha pasado en los últimos 30-40 años, más se autodestruye.
¿Existen alternativas al sistema capitalista hoy en día? ¿Son inevitables las crisis?
Las alternativas claro que existen, las vemos diariamente. Cuando la gente va a un hospital público o a una escuela pública, eso es una alternativa al capitalismo. Marx imaginaba el comunismo según la necesidad de cada uno y según sus capacidades, por eso lo combaten tanto, porque es una piedra que se mete dentro de un sistema que no puede permitir eso. Lo que pasa es que todavía hay ingenuos que piensan que los sistemas económicos se acaban como una sesión de cine, que acaban los titulos de crédito, se apaga la luz y luego empieza otra película, y eso no es así. Los sistemas económicos son elementos de una enorme complejidad, estructuras sociales superlativas que se transforman de una manera muy lenta, y por metamorfosis. Fíjate, hubo sitios donde para pasar del feudalismo al capitalismo pasaron 400 o 500 años, e incluso en algunos aspectos de la vida todavía no ha desaparecido.
A mi me dijeron una vez: “hay que reclamar la abolición del capitalismo”. Y le dije, “mire usted, es que eso no funciona así”. Hay gente que todavía no se ha enterado que no es tan fácil el asunto.
¿Conoces la situación de Jerez? ¿Qué le dirias a una ciudad ahogada económicamente?
Jerez está ahogada en el fango que la propia sociedad produjo cuando votaba y, sobre todo, cuando se desentendía de aquellas personas a quienes votaba.
Lo que creo que ha ocurrido en Jerez es que no se puede dejar la gestión de los asuntos públicos sin un control permanente, directo, exhaustivo y disciplinado de la sociedad.
¿Cómo has vivido la aceptación del programa económico de Podemos en el que colaboraste?
Yo traté de colaborar desde un principio con Podemos porque veía que era una fuerza que aparecía rompedora, con una nueva ilusión y una nueva esperanza. Me costó trabajo porque nunca hubo gran aceptación de que colaborase. Pero después me pidió Pablo Iglesias que colaborara en el documento del Programa Económico junto a Vicenç Navarro.
Prácticamente fue entregar el documento y no tuvimos más contacto, y para mí fue un poco frustrante. Luego llegaron las elecciones andaluzas en las que me gustaría haber colaborado, pero al final no pudo ser. Me siento como una especie de amante no correspondido.
La verdad es que últimamente no me gusta el tono que están teniendo, aunque también es verdad que están sufriendo unos ataques brutales por parte del poder establecido. Hay algo peor que ser atacado con mucha fuerza y es convertirte en indefendible, y a veces cuesta defender algunas de sus actitudes.
¿Es la economía social una de las patas para salir de esta crisis económica?
Una de las patas sí, sin duda. Algunos estudios demuestran que las empresas sociales responden y salen mejor de las crisis como estas. Pero en realidad, si no hay un entorno más favorable a la creación de riqueza, a una cultura del reparto y de la sostenibilidad, por muy social que sea una empresa no va a tener entorno, y sobre todo, si no hay ingresos y la gente no dispone de recursos y los salarios siguen cayendo es muy difícil salir adelante.
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