Hay vacíos muy escandalosos. Silencios que si los mencionas hacen ruido y pierden la propiedad. Elementos invisibles que si los buscas, te das cuentas de que son fluorescentes. Y la gente, por norma, odia lo llamativo y ruidoso. Es así como siento la transexualidad. Dejémosla en silencio, que es muy escandalosa.

Tolerar o entender a ciertas identidades cuesta. Nos falta empatía, visibilidad y una bola demoledora que haga escombros nuestros prejuicios y estereotipos. Cuando hablamos de trans (ya sean transgéneros o transexuales) sin querer, vienen a nuestra mente clichés rancios, donde aparecen travestis ridiculizando a un público nocturno con sus chanzas entre playbacks o prostitutas de bajo coste en áreas de servicios. Para la imagen de un transexual masculino no tenemos imagen reciente porque sencillamente no son tan visibles como el resto.

Una persona transexual es aquella que siente la necesidad de cambiar su sexo para parecer el opuesto. Esto no sólo incluye modificar sus órganos genitales sino también su cuerpo para ser más fidedigno al deseado. Si te sientes a gusto con tus genitales y tu cuerpo, ya que corresponden a tu sexo biológico, entonces eres cisexual.

Puede que también te sientas a gusto con tu sexo, pero si consideras que tu género es el erróneo y deseas modificarlo porque tu rol social se ajusta más al opuesto, eres transgénero. Ser transgénero ofrece muchas posibilidades y definirlo es complicado, pero siempre tenemos que tener en cuenta algo: una persona que se cambia de sexo o de género lo hace por identidad más que por sexualidad.

Es por esto que mucha gente no entiende que un chico se cambie el sexo para acabar siendo una chica trans lesbiana, por ejemplo. Es tan sencillo como que esa chica nació con pene, con cuerpo de hombre, pero su sexualidad era la de disfrutar de una mujer siendo una. De practicar sexo y formar unos vínculos afectivos siendo una chica también. Podría haber sido hetero o bisexual, pero sencillamente es una translesbiana.

Otras personas tienen claro que son cisexuales pero que por diversión o por trabajo se travisten y lo hacen esporádicamente, es decir, un travesti no siente la necesidad de sentirse de otro sexo o género, lo hace por una necesidad personal: ni sexual (aunque a veces sí por erotismo, no confundir) ni emocional.

Esta información breve es básica para entender el primer plano de la educación afectivo-sexual, donde este colectivo es tan ignorado. Y lo es no por pequeño, porque son muchas personas que cada vez logran más visibilidad, lo es por llamativo y escandaloso. Se les asocia siempre con lo mismo y estereotipar es marcar al ganado, y no, no somos ganado.

Para despedirme quisiera felicitar a Guillem Montoro, hombre transexual, primero en ser concejal en España a sus 22 años. Y al chico trans agredido la pasada Feria del Caballo, no nos olvidamos de ti.

Vuestro ejemplo es nuestra fuerza, la que debe romper tanto muro absurdo.

Por Luis Alfonso Caravaca

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Hay vacíos muy escandalosos. Silencios que si los mencionas hacen ruido y pierden la propiedad. Elementos invisibles que si los buscas, te das cuentas de que son fluorescentes. Y la gente, por norma, odia lo llamativo y ruidoso. Es así como siento la transexualidad. Dejémosla en silencio, que es...