El artículo 50 de nuestra Constitución dice: “Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos de salud, vivienda, cultura y ocio”.

Las personas pensionistas son aquellas personas que reciben una pensión, en especial las que la reciben como ayuda económica del Estado por razón de incapacidad o edad.

Los partidos políticos como PP, PSOE, Ciudadanos y algunas organizaciones más, se han dado cuenta de que entre los pensionistas hay nueve millones y medio de votos, más los familiares a su cargo, y eso es una tarta que no pueden ignorar.

Se ha iniciado la puja de quién da más para rentabilizar en votos las futuras elecciones que se van a celebrar en este país y de quién ofrece más falsas promesas.

A mí, a nivel personal me queda una queja con mis afines pensionistas: ser pensionista no es ser pasivo. Para mí es tener tiempo libre para hacer cosas que durante la vida laboral no tuvimos tiempo de hacer, y que no era jugar al dominó o la petanca, o estar a diario en el bar o en viajes del IMSERSO, que es como les gusta vernos a algunos políticos para que no estemos movilizados.

En mi vida laboral conocí a muchos compañeros combativos y cargados de dignidad, sin permitir que nos domesticaran, luchando contra la injusticia de aquellos días e intentando una vida mejor para nuestros hijos. Os juro que lo conseguimos, y si no comparemos la vida de nuestros padres y veréis que la mejoramos. Pero el carnet de pensionista no es el carnet de inútil. Por eso hago este alegato a que tenemos que volver a las calles y a mostrarle el camino a nuestros hijos. ¿Que ellos quieren una vida mejor? Pues tendrán que luchar y no permitir que los ninguneen con contratos basuras, ya que tienen mejor formación que nosotros y el poder del conocimiento en sus manos. Pero lo tienen que poner al servicio de una España igualitaria y de personas, y no de un país de banderitas.

No debemos permitir que, por lo que luchamos en nuestra vida, se lo coman unos pocos. Tendremos que seguir acompañando a nuestros hijos, no solo atendiendo al cuidado de nuestros nietos sino seguramente ayudándolos económicamente porque no llegan. También mostrándoles el camino de la lucha diaria por mejorar la vida de los demás y la vida de sus hijos, como lo hemos hecho nosotros con ellos: ESO LO TENEMOS QUE HACER JUNTOS.

Como dice un compañero de la Marea: cada uno somos una gota, pero con miles de gotas nos convertiremos en un tsunami.

Por Manuel Fernández

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El artículo 50 de nuestra Constitución dice: “Los poderes públicos garantizarán, mediante pensiones adecuadas y periódicamente actualizadas, la suficiencia económica a los ciudadanos durante la tercera edad. Asimismo, y con independencia de las obligaciones familiares, promoverán su bienestar mediante un sistema de servicios sociales que atenderán sus problemas específicos...