Desde el principio de los tiempos, cuando unos pocos seres humanos decidieron apoderarse de lo que tenían otros, estos han ido evolucionando y tantos unos como otros, han ido cambiando para seguir siendo ricos y pobres.

Hemos sido amos y esclavos, caballeros y plebeyos, empresarios y trabajadores; en la actualidad, fieles ejecutivos o consejeros del poder y falsos autónomos o trabajadores en precario por cuenta ajena. Cada una de las partes ha intentado de diferentes formas en un momento de la historia mejorar su situación y han utilizado distintas herramientas para conseguirlo.

Los pobres han intentado cambiar las cosas, sustentándose en valores como la solidaridad, la unidad y la lucha social. Y el resultado está a la vista en el mundo actual: hay más pobres, más desigualdad, mucho consumismo y demasiado individualismo.

La otra parte sigue recogiendo réditos, pues en nuestros días hay más ‘milmillonarios’ y una gran corte de cipayos que los acompaña y recogen las migajas que se caen de su mesa, quienes por ellas son capaces de pisotear los derechos de los más desfavorecidos.

En este último colectivo se encuentran: políticos, jueces, religiosos, periodistas, policías, fiscales, directivos, accionistas y una larga lista de profesionales que en nombre de su libertad y con su silencio cómplice, son capaces de permitir las injusticia que estamos viendo todos los días, para ellos se ponen leyes que prevalecen para el control de la otra parte. De no obedecerles, son calificados como: activistas, anarquistas, antisistemas, violentos  y terroristas (palabra que asusta muchísimo y se asigna a todos los que protestan).

El terrorismo que ejerce el poder no se tiene en cuenta. A ese se le viste con leyes, constitución, carta magna, derecho a la propiedad, presunción de inocencia, legítimo derecho a defender la soberanía y hasta armas de destrucción masiva.

¿Por qué no le llama terrorismo al machismo? El 50% de la sociedad es víctima de maltrato, vejaciones, violaciones y hasta asesinadas por parte del otro cincuenta y hay quien lo llamamos violencia doméstica.

¿Por qué no llamamos terroristas a los xenófobos? Si extranjeros somos todos, en el momento que cambiamos de pueblo o barrio. ¿Miedo a qué, a la diferencia? Si la diferencia sólo trae nuevas culturas.

A este ritmo, el planeta cada vez estará en manos de menos hombres y sobrarán hasta los cipayos (esclavos), porque estos pasarán a engordar las filas de los desfavorecidos y no tardará mucho, pues día a día comprobamos que cada vez cuesta menos la vida de un ser humano.

 

Manuel Fernández, concejal de Ganemos Jerez.

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Desde el principio de los tiempos, cuando unos pocos seres humanos decidieron apoderarse de lo que tenían otros, estos han ido evolucionando y tantos unos como otros, han ido cambiando para seguir siendo ricos y pobres. Hemos sido amos y esclavos, caballeros y plebeyos, empresarios y trabajadores; en la actualidad,...