La agrupación de electores, que ha trabajado el conflicto de la zona ZAS, analizando la documentación disponible, manteniendo reuniones con hosteleros, vecinos y expertos en la materia, considera que no pueden aplicarse las mismas medidas a las tres zonas afectadas (el entorno de San Pablo, la Plaza Vargas y la Plaza de El Clavo) pues cada una de ellas tiene características y necesidades diferentes.

Los hechos y circunstancias que han llevado al Ayuntamiento a la declaración de zona acústica saturada (ZAS) en diversas áreas del centro tienen su origen en problemas complejos de abordar, que tienen múltiples aristas y no se pueden reducir a un enfrentamiento entre hosteleros y vecinos, tal y como se está intentando trasladar desde el Ayuntamiento y desde algunos foros. El conflicto no es causa de un enfrentamiento tipo “Madrid-Barça”, hay que huir de ese falso relato que no aporta nada y solo contribuye al enquistamiento de la situación. Este no es un mero conflicto de intereses puntual entre los distintos agentes sociales afectados, es la consecuencia de un problema más amplio que se debe solucionar con inteligencia colectiva, imparcialidad y una regulación justa e igualitaria.

El Ayuntamiento debe asumir su responsabilidad. No es ni debe ser un mero mediador, por lo que cabe exigirle al equipo de gobierno que cumpla con su función reguladora. Los conflictos de intereses están presentes en la vida cotidiana de los vecinos y vecinas de Jerez, en todos los terrenos, pero para solucionarlos están las normas y las instituciones públicas, que deben velar por el interés general y el bien común, teniendo una actitud proactiva y preventiva en los casos de intereses enfrentados. Y para ello el Ayuntamiento debe alejarse de la arbitrariedad a la hora de aplicar las normas.

Hoy, las tres zonas que han sido declaradas ZAS (el entorno de San Pablo, la Plaza Vargas y la Plaza de El Clavo) se rigen bajo el mismo Plan de Acción, publicado con detalle en el Boletín Oficial de la Provincia, pese a ser zonas muy diferentes y tener cada una problemas distintos cuya solución exigen unos planes trabajados a medida. No olvidemos que estos planes son temporales, pues la declaración de zona ZAS persigue que los niveles de ruido en dichas zonas se restablezcan a estándares que permitan levantar esa declaración y aplicar medidas ordinarias, como en cualquier otra zona de la ciudad. Sin embargo, todo se rige bajo un copia-pega que no puede solucionar tres situaciones con características diferentes a la vez.

Lo curioso es que en la aplicación de las ordenanzas municipales, precisamente donde debería existir un criterio único para todos los establecimientos y locales, existe, a la hora de exigir su cumplimiento, una preocupante e insostenible arbitrariedad. Esto conlleva una inseguridad jurídica a los industriales y hosteleros. En otras palabras, una persona que quiera hoy abrir un negocio en Jerez no sabe con certeza qué criterios debe y puede cumplir ni cuáles son las exigencias por parte del Ayuntamiento, pues estas exigencias no son aplicadas con rigurosidad, ni homogeneidad. Existe una inercia y una mala praxis que procede de muchos años atrás y que sigue vigente. La dejadez municipal en el cumplimiento de toda la normativa urbanística (licencias, veladores, etc) y medioambiental (acústica) ha sido, desafortunadamente, una tónica durante demasiados años. Es necesario reforzar las medidas de cumplimiento de la normativa acústica en toda la ciudad de manera permanente. La declaración de las zonas ZAS se debe precisamente a ese incumplimiento de manera grave y reiterada.

Esta inercia responde a una falta de modelo de centro de la ciudad, incluido su desarrollo económico, que se mueve casi exclusivamente en una concepción de un centro despoblado, lleno de comercios y negocios de hostelería y ocio, dirigido tanto al turismo como al consumo local sin restricciones, y sin garantías, tanto del derecho al descanso como al del disfrute del espacio público por parte de todos (vecinos y  vecinas de toda la ciudad, así como visitantes). El Ayuntamiento debe trabajar con amplitud de miras y un enfoque más amplio, a largo plazo, de forma dialogante, colectiva y participativa, sumando voces a un proyecto de ciudad que ahora mismo no tiene.

Otro incumplimiento en esta situación de declaración de zona ZAS es que el Ayuntamiento no ha aplicado la principal medida recogida en el Plan de Acción, que es la medida nº 7 contemplada en PLAN ZONAL de MEJORA DE LA ZONA ZAS (BOP 220, de 18 de Noviembre): “Realización de una campaña de comunicación y sensibilización del presente plan entre vecinos, titulares de actividades y usuarios, fomentando  la participación y la implicación de todos estos agentes en el éxito del presente Plan Zonal” que contribuya a la concienciación sobre las consecuencias que tiene la emisión constante de ruidos, fuera de los márgenes y horas en que la ley lo permite, y las consecuencias que tiene para los residentes, vecinos y vecinas. En el terreno pedagógico no se ha hecho absolutamente nada porque siempre descuidan el ámbito educativo.

El Ayuntamiento también ha estado contemplativo en el papel del cual presume, el de mediador. Ganemos Jerez ha echado en falta un impulso real y eficaz (no una simple foto con los hosteleros) y un diálogo continuo entre TODOS los actores sociales, que nos se reducen a dos frentes, sino que abarca comerciantes, hosteleros e industriales del centro, vecinos y vecinas residentes, vecinos, vecinas y entidades en general de la ciudad; autoridades, responsables municipales y grupos políticos. El Ayuntamiento huye de este escenario por su complejidad y exigencia, y porque le obligaría verdaderamente a trabajar en un nuevo modelo de ciudad que rompería con una gran cantidad de equilibrios insanos, pero equilibrios al fin y al cabo, que ayudan a sortear una y otra vez los problemas sin darles solución.

Estos conflictos, tanto por motivos de ruidos, como por ocupación del espacio público, se están produciendo en toda la ciudad, en zonas más alejadas del centro histórico y en otros barrios. Lo que ocurre es que la intensidad y dispersión de las mismas hacen que aparezcan como de menor importancia, pero obedecen a las misma lógica de falta de claridad y transparencia.

El equipo de gobierno no puede quedarse inmóvil y contemplativo ni esperar a que este conflicto se solucione de manera espontánea, debe tomar una actitud proactiva y valiente, que abra el diálogo y el debate entre todas las partes implicadas, que no nos cansaremos de decir, no son solo hosteleros y vecinos del centro de las zonas afectadas.

Ganemos Jerez lleva trabajando en este conflicto durante algo más de un mes. Ha querido conocer todos los detalles de primera mano a través de todos los agentes implicados y trabajar bien y a fondo el tema, y entiende indispensable el diálogo, la empatía, la transparencia, la democracia y la inteligencia colectiva. El problema de la convivencia en el centro no se puede dilatar más en el tiempo, es hora de sentarse y trabajar por el bien común de los jerezanos y las jerezanas.

http://ganemosjerez.es/wp-content/uploads/2017/08/san_pablo_jerez.jpghttp://ganemosjerez.es/wp-content/uploads/2017/08/san_pablo_jerez-300x300.jpgprensaganemosNota de prensaconflicto,convivencia,Ganemos Jerez,Jerez,ley,trabajo,Zona ZAS
La agrupación de electores, que ha trabajado el conflicto de la zona ZAS, analizando la documentación disponible, manteniendo reuniones con hosteleros, vecinos y expertos en la materia, considera que no pueden aplicarse las mismas medidas a las tres zonas afectadas (el entorno de San Pablo, la Plaza Vargas y...