De cara a la próxima campaña de escolarización, es necesario resaltar las múltiples virtudes de nuestra escuela pública, su carácter integrador, multicultural e igualitario.

En un momento de nuestra historia en el que el gobierno del Partido Popular está legislando para favorecer a la educación privada, segregada o concertada, es más necesario que nunca unir voces a favor de nuestra educación pública, un modelo educativo integrador, necesario, equitativo y multicultural.

Defender la escuela pública es defender un derecho humano básico y universal, es defender la igualdad de oportunidades, su accesibilidad y la participación de las familias en su evolución y en su toma de decisiones.

La educación pública tiene unos costes razonables para que cualquier familia pueda optar a ella, aunque bien es cierto que se han disparado los gastos que asumen las familias más allá de la matriculación (libros, material, transporte, etc.). Para sufragarlos existe un sistema de becas y ayudas que pueden ayudar, y mucho, al día a día. El problema es que estas ayudas se han visto recortadas por la tijera de Rajoy.

En cualquier caso, podemos considerar a la escuela pública un buen reflejo de la sociedad, pues esta contiene un carácter indudablemente multicultural que potencia valores como la convivencia, la diversidad y el respeto a las demás personas. La educación pública no discrimina por sexo, religión, raza o capacidad económica, sino que tiene espacio para todas y todos.

Para asegurar esta calidad, es obvio que los gobiernos, tanto el central como el autónomico, deben apostar por una educación pública, universal y de calidad con plazas suficientes para toda la población, y, por supuesto, garantizar la no segregación de alumnos por ningún motivo.

El Gobierno español no puede, como está haciendo, fomentar que la educación sea un negocio, pues este modelo de educación privada y concertada atenta claramente contra los criterios de igualdad que recoge la Constitución.

Dignificar la labor del personal docente

Es necesario también dignificar y poner en valor la labor de los docentes y los profesionales que trabajan en nuestros centros públicos. Este profesorado ha pasado por un duro proceso de oposición que garantiza un mínimo de calidad y de conocimientos en la enseñanza de ciertas materias, que enseñan cada día con más dificultades debido a las políticas conservadoras tanto del gobierno socialista de Susana Díaz como el popular de Mariano Rajoy.

Para lograr un cambio en esta dinámica no hay nada mejor que apostar masivamente por las escuelas públicas en las solicitudes. Se trata de una apuesta de futuro que busca e intenta conseguir un mundo más justo, más ecológico, más libre, en definitiva, más humano.

El modelo de escuela pública apuesta por un docente que se involucre, que acompañe a sus alumnos en el descubrimiento del mundo, que respete el desarrollo individual de cada uno y potencie sus capacidades, que favorezca la crítica constructiva y la participación.

Los centros públicos son de todas y todos, están abiertos a la sociedad y permiten la plena participación real en su gestión de todos los sectores de la comunidad educativa: profesorado, alumnado y familias, siendo estos cómplices en la mejora de la calidad del servicio educativo en un ambiente de trabajo plural y libre.

Hoy, frente al avance de la concepción de la educación como un negocio, frente a la liberarización de nuestras aulas, tenemos que hacer causa común y mostrar todo nuestro apoyo a lo comunitario, a una escuela que es sinónimo de inclusión, integración y solidaridad. La educación nunca puede ser un modo de hacer dinero, sino, simplemente, un derecho universal. n

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De cara a la próxima campaña de escolarización, es necesario resaltar las múltiples virtudes de nuestra escuela pública, su carácter integrador, multicultural e igualitario. En un momento de nuestra historia en el que el gobierno del Partido Popular está legislando para favorecer a la educación privada, segregada o concertada, es...