Estamos en esos momentos en que en la lontananza se huelen las próximas elecciones y comienza el baile de votos, de las alianzas, los candidatos, las candidatas y un sinfín de informaciones que generan lectura y visualizaciones tanto para la prensa como para los partidos políticos.

Lo que estoy diciendo aquí no es más que cómo veo la política, los recursos económicos que genera y por qué una legión de personas deciden vivir de esto.

El tiempo que llevo en política me ha dado diferentes tipos de experiencias, unas agradables y que te hacen crecer, y otras muchas que hacen que te cueste conciliar el sueño. ¿A quién le puede gustar este tipo de vida? A gente que hace un negocio de algo cómo defender los intereses de la ciudadanía.

Llega la hora de disputarse el voto y todos intentaremos conseguirlo, haremos alianzas y juraremos que somos los mejores y los únicos, e intentaremos convencer a los posibles votantes de que les seguiremos manteniendo la pensión o el empleo y de que vuelvan dentro de cuatro años.

Los partidos nos dividimos en dos: los de izquierda y los de derecha, o los de arriba o abajo, como lo queráis llamar. Cada uno se va edulcorando para atraer el voto indeciso y se va acercando al centro para convencer el máximo posible de votantes.

Esa es la política que no le gusta a Ganemos y a un colectivo de personas que el 15-M nos indignamos con lo que estaba pasando. Unos años después y habiendo estado en las instituciones, nos damos cuenta de que la maquinaria es muy poderosa, está bien engrasada y solo le pide a la gente que voten cuando se les mande para poder mantener su pequeño reino de taifa.

Algunas cosas sí que hemos hecho, como dar transparencia y conseguir que no solo haya un partido hegemónico en la derecha; ya se ven siglas como PP, C’s, Jerezanos en Acción, PSOE, que se disputan el voto que antes se repartían entre dos. Sin embargo, me temo que ellos se pondrán de acuerdo, pues al final todos hablan de lo mismo, de Don Dinero. Algo parecido ocurre en el otro bando, donde preocupan los números, pues si sacas un grupo político solo tienes derecho a una secretaría, a una asignación, y a una cuantía por votos.

Si nos unimos todos no podremos tener un grupo para cada uno, y ahí se abre la caja de Pandora y de quién será la bandera, las siglas, la secretaría, los recursos económicos, la foto, los cargos y un sinfín de vanidades.

La confluencia solo se conseguirá cuando el objetivo único y último sea el de mejorar la vida de los que menos tienen. Los que tienen ya tienen a muchos que se la mejoran y alegran.

Por Manuel Fernández.

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Estamos en esos momentos en que en la lontananza se huelen las próximas elecciones y comienza el baile de votos, de las alianzas, los candidatos, las candidatas y un sinfín de informaciones que generan lectura y visualizaciones tanto para la prensa como para los partidos políticos. Lo que estoy diciendo...