“Los hombres tienen que explorar otro tipo de complicidades exentas de privilegios”

Antonio Martínez es educador social. Lleva años desarrollando su labor en el ámbito de la igualdad. Su pedagogía consiste en movilizar a los hombres para que se planteen cambiar hacia masculinidades más igualitarias y comprometerse en la lucha contra el machismo, tendiendo puentes con el movimiento feminista. Hablamos con él sobre los tiempos que corren y ese renovado papel del hombre.

Antonio Martínez: El tema de la igualdad hace años que se viene trabajando, pero lo que puede parecer nuevo es que exista un movimiento organizado de hombres para trabajarla. Estas organizaciones están creciendo poco a poco.

Es importantísimo que seamos capaces de cuestionar los roles que se nos asignan a los hombres por el mero hecho de ser hombres y que sirven para mantener esa masculinidad hegemónica. No solo por un tema de justicia, sino por ser capaces de explorar nuevos horizontes que nos hagan más felices, como por ejemplo el universo del cuidado de nuestros hijos y/o familiares.

Buscando fórmulas para crear zonas y espacios libres de esos estereotipos, momentos donde cada uno de nosotros podamos actuar con libertad, como queramos. En nuestras asociaciones, con nuestra pareja, con la familia. Hay que trabajar estas condiciones, espacios donde podamos ser como realmente queremos y donde podamos expresarnos sin seguir los mandatos de género a los que nos tienen

acostumbrados.

Pienso que el trabajo se ha quedado en la superficie. Se ha intentado que no se reproduzcan determinadas conductas machistas y que los hombres sean políticamente correctos, pero no se ha hecho un trabajo a fondo, profundizado en el terreno emocional y de las creencias. Es necesario un trabajo más a fondo que llegue a las raíces del problema.

Es importante que los hombres seamos capaces de respetar el espacio que las mujeres han creado para sí mismas. Eso no quita que no compartamos esos principios y no seamos capaces de tender puentes y apoyar causas justas. Respeto al feminismo como un espacio de mujeres, por eso me considero profeminista, no feminista.

Creo que es muy importante que seamos capaces de reunirnos y explorar otra forma de complicidad entre nosotros que no estén basadas en mantener los privilegios o nuestro poder. Explorar el universo de las emociones también es básico.