Evangelio
Algunos decidimos solidarizarnos con las personas más necesitadas a través del EVANGELIO. Esto no lo entiende mucha gente de izquierdas ni tampoco parecen hacerlo algunas personas de derechas.
Pero muchos de nosotros lo que no entendemos es cómo el EVANGELIO de Jesucristo se ha convertido en un espectáculo por el que hay que pagar. Lo peor es que no sabemos qué uso se hace de los beneficios obtenidos por mercadear con la figura de alguien, Jesucristo, que fue humilde y que dio su vida por los demás.
Se paga políticamente cediendo terrenos públicos a cambio de votos, permitiendo que se haga un negocio con el dinero de todos. También se paga para sentarse a ver la Semana Santa con privilegios cuando los más necesitados tienen que sortear más de un muro y ponerse en una esquina si desean ver algo. El caso es que nadie explica a los contribuyentes qué se hace con el dinero que se obtiene con los palcos.
Esta historia de casas de hermandades y palcos es tan larga como nuestra democracia. Tiremos de hemeroteca y podremos comprobar cómo el negocio de los votos cofrades ha atraído a todos los gobernantes de esta ciudad y de esa política rancia de gobernar para los que creo que me votan y no para toda la ciudadanía.
No estoy en contra la Semana Santa como fiesta popular, estoy en contra de los desmanes que se cometen en nombre del EVANGELIO de Jesucristo. En contra de un mensaje de creación de empleo que nos quieren imponer y que suele ser un negocio en precario y en negro que deja cuatro migajas para los más desfavorecidos y buenos réditos para unos poco, en el que cabe preguntarse: ¿Se declara el dinero que cobran las bandas de música? ¿Están dados de alta todos los que durante esa semana no están procesionando sino trabajando? En el sector servicios, ¿cuántas horas están dadas de alta y cuantas declaradas?
Se permite casi todo. Hay barra libre. Se hace un espectáculo del sacrificio de un hombre que quiso dar la vida por los demás. Se viste a su madre de oro (algo que nunca tuvo) y actuamos igual que hicieron los judíos cuando Moisés los liberó del yugo de los egipcios, pues inmediatamente tuvieron que hacer una figura de oro para poder creer en algo.
Pero en una sociedad como la nuestra, democrática y acofensional, de lo que estoy convencido es que los que utilizamos el EVANGELIO como herramienta de ayudar y defender a los más necesitados somos los bichos raros, pues lo único que nos preocupa es el amor al prójimo. Consideramos mas prójimo a los que menos tienen, puesto que los que tienen ya tienen una corte de bufones, leyes y recaderos que los defienden durante todo el año.
Por Manuel Fernández.
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