Cuido, luego existo: hacia la huelga feminista
Mucho se está hablando de la huelga feminista de mujeres del próximo 8 de marzo de 2018. Y a muchos y muchas, está incomodando. Hemos visto a los sindicatos mayoritarios ponerse de perfil convocando paros parciales, y hemos visto a Inés Arrimadas asustarse porque la huelga va contra el sistema capitalista. Por supuesto que sí: somos anticapitalistas y somos antipatriarcales, porque el capitalismo y el patriarcado son lo que genera la violencia y la desigualdad brutal hacia nosotras. Pero ¿qué significa una huelga feminista? ¿Y por qué solo para las mujeres?
Significa que tenemos que olvidar el concepto tradicional de huelga laboral en las fábricas. Eso no es suficiente para nosotras. Tenemos que parar en el trabajo, en los estudios, en el consumo, pero por supuesto, en nuestro principal caballo de batalla: en los cuidados.
Ay, los cuidados. Ese trabajo indispensable, reproductivo, no remunerado, invisible, oculto, de puertas para dentro, infravalorado y, sobre todo, arduo y cansado.
Pero ¿qué es cuidar? Cuidar no es solo vestir a las criaturas por las mañanas y tener la tortilla de patatas hecha para la hora de comer. Significa preparar su ropa la noche anterior y haberla lavado previamente; haber comprado los huevos y las patatas, y haber pensado el día anterior o incluso el anterior a ese: el miércoles pongo tortilla. Significa que si en medio de la vorágine que significa estar al cargo de uno o más hijos/as, consigues organizarte para salir un ratito el sábado por la noche, en medio de ducharte y vestirte tú y vestirlos a ellos/ as, echas en el bolso el pijamita, por si se quedan dormidos por ahí, para llevártelos a casa ya listos para meterlos en la cama. Significa prever, prever y prever. Significa sentir que dependen de ti. Significa no parar de organizar la vida diaria, la vida cotidiana, significa tener una vivencia cíclica y no lineal del tiempo en tu cabeza, significa, que por mucha supuesta “igualdad” y papás con carritos de bebé por la calle, seguimos estando mayoritariamente solas en esto.
Cuidar es, también, hacernos cargo de las personas dependientes de nuestro alrededor. De las abuelas y los abuelos, de las personas que no son autónomas por sí mismas, por la edad, las enfermedades, las discapacidades, o por los motivos que sea: siempre hay una mujer cuidando a esa persona. ¿Por qué? Porque nosotras no trabajamos ni hacemos actividades fuera de casa, para poder cuidar. O también porque nosotras, como no trabajamos fuera ni tenemos actividades fuera de casa, estamos disponibles para cuidar. Ya sea como causa o como consecuencia, esto sigue siendo casi exclusivamente para nosotras.
Todo esto es lo que, de verdad, tenemos que parar. Y por eso hacemos huelga el 8 de marzo. Vamos a colgar los delantales de las ventanas. Tenemos que apelar a la revolución de la vida cotidiana de la que nos hablaba Alejandra Kolontai. Saquemos a debate el concepto tradicional de familia, el reparto desigual del trabajo reproductivo, las relaciones amorosas. Dejemos de hacer del amor nuestro único proyecto de vida, y de ese mismo supuesto amor que rodea las violencias machistas. El 8 de marzo, lo paramos todo y salimos a la calle, a seguir conquistando ese espacio público que se nos niega.
¿Y qué hacemos desde los colectivos feministas para difundir la huelga? No podemos esperar a que las mujeres acudan a nuestras asambleas para informarse. Tenemos que ir a los centros de trabajo, a los institutos y universidades, al mercado, a donde sea que estén las mujeres que no se sienten atraídas ni interpeladas por el feminismo y, simplemente, facilitarles la información. Sin superioridad, sin presionar, sin agobiar: no somos las iluminadas de nadie. Y ninguna mujer es menos que otra por no hacer la huelga.
Por último, ante la reiterada pregunta ¿y qué hacemos los hombres? La respuesta mas corta es: ese día, por un solo día, no sois lo importante. Limitaos a promover que las mujeres hagamos huelga. Cuida, limpia, cocina; no compres; facilita que tus compañeras de trabajo puedan hacer huelga ese día. No hagas nada que impida que una mujer se sume a la huelga. Y si vas a apoyarnos a alguna manifestación, quédate en un tercer o cuarto plano.
Compañeras, ¡a la huelga!
PD: Mujer, si tu sindicato no convoca esta huelga, o convoca un vergonzoso y cobarde paro de dos horas, desafíliate. A esos vendidos no les importan las mujeres como colectivo, ni nuestros derechos. Y si estás de acuerdo con la huelga, participa en ella como tú consideres mas oportuno.
Un texto de Marta Güelfo
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